La sociedad de la nieve by Pablo Vierci

La sociedad de la nieve by Pablo Vierci

autor:Pablo Vierci [Vierci, Pablo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2009-01-01T00:00:00+00:00


18

Pedro Algorta

Viviendo bajito

◆

Hasta el día de hoy nunca había hablado públicamente del tema, nunca he accedido a ninguna entrevista, nunca he dado conferencias. A esta altura, la montaña es un recuerdo.

Si nunca hablé, ¿por qué lo hago ahora? Les pregunté a mis hijos, a mis hermanos, a mis padres y a mi mujer si querían que yo hablara, rompiendo el código estricto que me había autoimpuesto hace treinta y seis años, y para mi sorpresa todos me pidieron que hablara. Lo hago por ellos.

Notoriamente he cambiado. Hasta hace muy poco tiempo ni siquiera hubiera consultado a mi familia si preferían que rompiera ese mutismo, pero a esta edad uno se empieza a tomar un poco más de tiempo para reflexionar y para pensar todo lo que ha hecho, lo que ha dejado de hacer, y de esa manera reúne fuerzas para afrontar los próximos tramos de la vida.

Desde siempre sé lo que hace y deja de hacer el grupo de sobrevivientes. Todos lo sabemos, aunque yo viva en Buenos Aires y ellos en Montevideo. Sé desde hace años que muchos de ellos dan charlas y conferencias, lo que reconozco que siempre me despertó una gran inquietud. Un día, hace un par de años, me llamó Coche Inciarte; estaba en Buenos Aires y, sabiendo de mi curiosidad, me invitó a escuchar una charla motivacional que daría en el hotel Sheraton para concesionarios de estaciones de combustible de la empresa Esso. No bien recibo la llamada de Coche, a quien quiero bien, junto con la curiosidad me embargó el escepticismo, porque estaba convencido de que ese tipo de empresarios lo iban a acribillar con preguntas embarazosas o lo escucharían con indiferencia.

Con ese estado de ánimo tan pesimista concurrí a la charla en el Sheraton. Para no ser espectador de primera fila, preferí sentarme al fondo. Recuerdo que mis manos sudaban por la inquietud, como si yo fuera el conferencista. La sala estaba colmada de gente. Coche empezó a hablar con mucha serenidad, y desde su primera frase se hizo un silencio inusual en ese tipo de exposición. Coche habló y habló, narró minuciosamente lo que había sucedido en la montaña, sin agregar reflexiones ni opiniones. Cuando finalizó, y dijo «Muchas gracias por escucharme», yo estaba seguro de que se manifestaría la indiferencia que tanto temía, o que los asistentes habían tenido la deferencia de escucharlo en silencio para desbocarse ahora, cuando tenían la posibilidad de esgrimir el micrófono, que una asistente entregaba a quien lo solicitara. Pero para mi enorme sorpresa lo que siguió fue una ovación, de pie, como no había visto ni escuchado en toda mi vida, al punto que se me erizó la piel. En todas las charlas y conferencias a las que he asistido, con distintos auditorios y de múltiples temas, aunque nunca de los Andes, jamás vi a un público tan emocionado y agradecido con el expositor. El aplauso no cesaba, mientras yo divisaba a Coche allá arriba en la tarima, tan humilde, tan sereno, como si la respuesta de la gente no le sorprendiera en lo más mínimo.



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